sábado, 3 de febrero de 2024

Hay un océano de leche en tus ojos,
luce oscura porque es de noche,
pero sus destellos son marfil.

Mantarrayas de pan ondean su negro oleaje,
mantarrayas de desconcierto, flor de coral
y trigo que alfombra sus profundidades,
allí se esconde quieta, aletas de nácar,
rojos de cristal templado y colmillos sin igual.

Sigilos y hechizos dibuja con su cuerpo fino,
entre el lecho de azúcar y hueso, conchas de cal,
ondas que articulan sentimientos sutiles,
silenciosos y latentes como el volcán.

¿Eres tú o es tu sombra?
Animal que cobijas en tu seno,
entramado de lazos y perlas arrancadas
¿acaso es tu guardián?

Te miro y soy un pez de uva, de mar abierto,
soy gaviota que me devora, soy el pescador,
soy la red, el nudo y pálida orca, de avena,
de nuez su cáscara machada, la ropa mojada
por la orilla de la playa, hundiéndome.

De perdidos, al río

Pero qué río es este que atraviesa los cielo.

Es la estela de un cometa;
una estela de fuego blanco
y fragmentos de hielo y mineral.

Hundidos en él nos llevará muy lejos,
más allá de la tierra y el hogar,
hacia un abismo infinito de estrellas y
nubes de elementos primordiales,
atravesando las forjas de la creación
y los cristales en que el Dios guarda sus secretos

Podremos quizá tocar las ballenas inmensas que se alimentan de polvo cósmico,
quizás los nichos ocultos donde ostentan plumas vibrantes criaturas imposibles,
los restos de palacios y laberintos en qué los titanes pasaron su infancia.

Pero no podemos conocer el sendero sinuoso de aquel río,
solo confiar que con todo lo aprendido, llegado el caso,
aún podamos salvarnos a tiempo, o también quizás,
seguir de la mano en la hora final.

jueves, 16 de noviembre de 2023

 Alfombrada de polvo y sangre,
engalanada en fósforo y metal,
abarrotada entre despojos,
navega una balsa infantil por el Jordán. 

Envuelta en un cúmulo de estruendos,
la sigue un muro de hormigón que arrecia,
un odio cebado y salvaje
contra un sol enterrado entre los muertos. 

Y al horizonte se funden las cadenas de la aurora,
formando un mar de acero en que hunden las montañas,
la luna es un rostro chico, 
que sin relente ha perdido su gracia. 

domingo, 23 de abril de 2023

Abierta la mano,
cada uno de sus pliegues,
cada uno de los surcos,
abiertos,
como abre una pluma el cielo,
un colmillo el caparazón,
o un pico el hielo.

Señala tu mano,
señala mi pecho,
enlatado, encapsulado, enturbiado y embotado.

Señala la abertura que me has hecho,
la exageración, su fuego salado,
ardiente, brillante, magnífico
y el fatal desperdicio,
de un acceso de ira
a traición.

Si tanto la querías deberías haber traído una copa,
este suelo no podrá disfrutarlo,
será conmigo escombro y suciedad.

No apartes la mirada,
no dejes que el grito ensordezca el latido aún presente.
Aún latente
Aún

Trae aquí tu rostro y deja que se empape
recuerda este olor,
doloso, sagrado, ferroso.

Cada vez que te dañes ahí estaré yo.
Estaré...
Y adiós.


viernes, 24 de marzo de 2023

Nana al parque natural de Doñana

Sabrá la luz que sabe el aire,

que tu luna se borrará.


Oh, agüita mía,

El viento y el sol lo harán.     (Estribillo)

(Bis)



Vendrán las nubes negras,

a traer la tormenta,

vendrán a protegerte,

para verte contenta.


(Estribillo)


Vendrá un río azul,

vendrá un río verde,

y se sumarán,

a tu eterna corriente.

 

(Estribillo)


Brotará un duro tronco,

brotará a tu lado,

y sus hojas,

crecerán de tu agrado.


(Estribillo)


Vendrán las bestias,

a acompañarte,

y con el tiempo,

aprenderán a adorarte.


(Estribillo)


Las aves de paso,

verán tu reflejo,

con ello sabrán,

que es lugar de cortejo.


(Estribillo)


Pero tú no sabes,

Agüita mía,

lo que te espera,

cuando llegue el día.

Lo sabe la luz,

y lo sabe el aire,

Y por eso lloran,

sin avisarte.

miércoles, 18 de enero de 2023

Te golpea en los oídos, y un brazo se alarga hacia ti en la oscuridad, el techo de cable trenzado, refleja una llama apenas vista, neón, estallido y metal.

El sonido se rompe y te rompe. Hay una puerta sin salida, algo te apresa, gente que tiembla, subiendo, cayendo,

notas el óxido en los labios,

¿realmente estás aquí?


-Suéltame-, no respondes. Fija en ti, dentada, te atraviesa. 

Si son lágrimas o babas no lo podrías decir.


Una parálisis total,  pero algo revienta en tu pecho,

¿lo quieres? Sí, te dices.
-Es lo que mereces.-


En la cara, en las rodillas, rugosa y húmeda;

sucia es la pared que te raspa y que te daña,

pero no le prestas atención.


Sino a la arcada, aguanta, tensa, relaja,

sin llorar, sin gritar; aún podrías morder, en su momento, si tan solo llegase ese momento.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Mi carne rosada pulposa y abierta,
va cerrándose de escamas negras,
cada nueva pieza martillea la cera,
protegen lo blando como a una presa,
encajan y cierran, mordida sin llave,
noche lascada y espina de piedra.

Forja un destello bien clavado,
doliente y lejos del sol,
su escudo como balsa de molusco,
hueso que es un ancla contra el mundo,
espasmo que podría partirme en dos.

Mi carne correosa, de grasa desgastada,
sabe más a hollín que a estera,
más granito que madera,
más gris que manantial o vela,
aún recuerda y añora la tormenta;
un roto que apuñale las nubes
que sangren su inundación,
quede el mundo anegado, suculento,
y me trague de una vez, por dios.

Mastique mis sueños, como una serpiente,
devore estos huesos, como la tierra un corazón,
y aprenda entonces que tanto veneno,
sabe dulce si que muerde con pasión.




miércoles, 14 de septiembre de 2022

Nuke

Una sombra caliente arrecia sobre el mundo,
su luz tiembla, como tiembla el pulso,
alimañas se yerguen, los cazadores huyen,
envidian las nubes la nueva creación.

Un diente de oro se funde en la boca,
un abrazo de roca antes de llorar,
deudas y papeles que ya no importan,
un huevo fosilizado, aún sin enfriar.

Un golpe gigante se asoma a lo lejos,
los cristales replican su forma original,
la aves aún vuelan, con su corazón quieto,
las vigas se doblan sin pedir perdón.

Ruegan silencio cuando gritan juntos, 
tapan sus ojos que ya no pueden ver,
un último instante para un recuerdo,
esta vez no nos salvaremos, mi amor.

No hay mano que darte, ya no te escucho,
se que vives porque siento tu dolor,
mi pecho aplastado me dio un momento
sin labios ni aire para cantarte está canción.

martes, 13 de septiembre de 2022

Regar con leche y miel un campo de trigo,
hacerse una corona de algodón, de ramitas,
besar el agua en la orilla, santiguar el barro,
robar un fruto, temer el balido de la noche.

¿Dónde está la renuncia, y dónde la bendición?
si la vida nos regala cada día,
y cada día lo agotamos sin mirar,
cada dolor y cada espina,
cada gesto de amabilidad.

Adorar a las flores silvestres, pedirles consejo,
tallar un amuleto de hueso, creer en su poder,
inquietarse, revolverse, admirar la tormenta,
contemplar los astros, escuchárlose mover.

Brotarán las luces como gusano en la tierra,
y picaremos su carne como pájaros hambrientos,
nutrirá su fuego nuestras plumas retorcidas,
y se oirá en la oscura un coro de alas sin lavar.

Allí veremos las villas y pueblos que comimos,
los surcos y torres de la civilización,
soñaremos en lo más alto que vivimos,
y de nuestra caída no pediremos perdón.

Porque se partirán las rocas para dar manantiales,
porque se inundará el desierto para sembrar de arroz,
porque se quebrarán los muros, cercas y vallados eléctricos,
y entre las ruinas desmoronadas se colará la luz del sol.

lunes, 18 de julio de 2022

 Sabe la lumbre de tus ojos de piedra,
y sabe su peso y su brillo, color tierra,
una montaña desnuda, un refugio de ardilla,
una fruta desecada o una hoja quemada por el sol.

Sabe su hondura, ternura y yesca,
sabe lo que oculta, sabe lo que muestra,
y sabe tanto que de tanto cela.

Busca un recodo y prende su empresa
no es vergonzoso adorar la belleza,
se baña en tu vista y así se encuentra,
como orca con su cría o como abeja en su panal.

Bronzita pulida, podría coronar a un santo,
un santuario de destellos que acojan la oscuridad;
los fieles que ascendieran olvidarían su credo,
y purificados de dudas recuperarían su humanidad,
monjas y criminales contemplarían sus ascuas,
esperando revivir el golpe de un amor interminado,
esperando que no sueñen y que si fuera,
ya nunca más les llegase el despertar.

domingo, 8 de mayo de 2022

Tiembla el cielo o me tiembla el ojo,
tiembla el suelo o mi pulso,
mi voz o es el viento.
Tiembla el mundo o es que soy yo.

Cuando vas caminando,
cuando de pronto me miras,
cuando dices mi nombre.

Es mi piel que arde, o son tus manos,
es mi aliento que se ahoga,
esta boca sedienta, ansiosa, terca.
O es tu sexo regio y orgulloso.

Son mis huesos que se ablandan,
mi nervio que se tensa,
mi corazón que se espanta,
mi mente que se agria,
mi coraza que se amansa
y mi llanto que se alarga.

O eres tú, sol de invierno,
torrente y aguacero,
rojo eterno, golpe y lucero.

Huir de ti,
como quien se refugia en el abismo,
negar tu presencia,
como quien rehúye de la luz,
acusarte,
como quien maldice su vida,
como adicto del dolor.

Cuando te vas marchando,
cuando la vista me retiras,
cuando me dices que no.

martes, 22 de febrero de 2022

Una roca hinchada, amorfa y enquistada,
una roca manchada, dura y pesada,
una roca clavada, una roca tapada,
una roca ensangrentada.

Una roca herida, como herida que la roca hiende,
una roca escondida, en lo más profundo de mi frente,
una roca que se arrastra, como gusano por mis venas,
del corazón a cadena, del espanto a la pena.

Envuelta en grasa, severa,
sabe de mí lo que de mí se quema,
lo que calla mi alma encierra,
y lo que encierra desespera.

Es un grano gigante, un cúmulo sarroso,
se mueve inconstante, a espasmo y enojo,
piel de garfio afilada, esputo en mi carne,
con mi nervio fundida, sangre de mi sangre.

Una roca que golpea,
un latido un golpe,
un latido un golpe,
pum-pum, pum-pum,
estría y surco deja,
nueva cicatriz abierta.

Un cuchillo a mis adentros, tan profundo no la alcanza,
una espada aún pudiera, si la empuño en mi garganta,
un río de vanidad, correría con saña,
de mi cuello a la tierra, que me mira con ansia.

Un anzuelo sería, más fino y con gracia,
podría engancharlo al cielo, tirar y sacarla.
Pero qué envuelve la roca, qué fierro arrastra,
no lo sé yo ni nadie, y por más no le basta.

Disolverla no puedo, costra y maraña,
atravesarla igualaría, apuñalar una montaña,
un veneno quizá, podría matarla,
luego seguro, me devolvería esa carta.

A fuerza imposible, lo imposible se queda,
pero si es amor quizá, un huevo sí que fuera.
Qué oculta la roca, embrión o cera,
un pico afilado, o garra de madera.

Quizá un pájaro gigante, alado de acacia en flor,
quizá un lagarto rojo, su fuego devore mi dolor.
Ojalá mi cuerpo un nido, un ramaje sea mi piel,
todo lo que oculta, amanecerá y seré.
Una carcasa rota, alimento quizá,
para esto que me aprieta, mi redención final.


miércoles, 29 de diciembre de 2021

 En tu cuerpo dibujaba, alas de panela,

de choclo la cordillera, quebrada al mar,

un espejo de cera, un baile en favela,

liguero de coco, fuego y pedernal,

 

Con estas manos traicioneras, labia de rabal,

este amor de piedra desolada, de luz fatal,

dibujé con hierro, albero mojado brizna y cristal,

dibujé un llanto que pronto habría de llegar.


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Santa madre,
señora de las flores silvestres,
de los cardos y espinos,
de los huesos al sol,
y de todo lo escondido.

Santa Madre,
cuyas lágrimas calan la mañana
cuyo llanto acuna la noche,
extiende tus manos,
y repara esta tierra quebrada.

Santa Madre,
escúchanos en esta hora,
rodeados de oscuridad,
tu rostro pálido es la luz,
se disuelve con él la soledad.

Santa Madre,
más salvaje que los vientos,
más antigua que la cruz,
te rogamos temerosos,
pero llenos de piedad.

No nos dejes perdidos,
guíanos hasta tu altar,
allí beberemos vino,
bailaremos sin parar,
y diremos que sí,
que abrazamos el destino
al que nos quieras condenar.


miércoles, 5 de mayo de 2021

Ícaro

 Silencio que calas,

como el sol en la cera,

el moho en la oscuridad.


Dime si aquellas cumbres son un tejado,

o dime si aún habrá mucho que esperar,

dime si hay lumbre oculta en la montaña,

o dime si sólo es muerte, espectro y gas.


Recelo de los astros,

que callas como la luz de la tarde, 

como estrella fugaz.


Dime si los justos tendrán consuelo,

aún colgados, arrastrados y humillados,

o si la tierra no distingue en su bocado,

y toda sangre se disuelve en el albero.


Espasmo nervioso,

como latido de serpiente,

como latido de ratón


Dime qué farsa nos puso en la misma acera,

qué anhelo de oro negro nos oxida el corazón,

qué cuerda nos asfixia tan cerca de la meta,

o qué trampa del juego torna en odio la ilusión.


Espina que gobiernas,

como insomnio la noche

como angustia al caminar


Dime si estamos de mañana, 

o si atravesamos la oscuridad,

si es esta luz que no calienta

o un cuerpo que no puede más.

jueves, 22 de abril de 2021

El orbe del mundo se desgaja en un bostezo,
de sus brotes apagados brotan plumas de halcón,
uñas de elefante, el infantil sueño de Dios.

En un paso se desborda y acontece,
en un latido marca el horizonte y el adiós.
Beben los astros de su pausa y crece,
de su arista el humo en que el obrero oculta la hoz.

Decimos entonces que el cielo emana un orden,
sabemos que mentimos en nuestro corazón,
las agujas que desdoblan como semilla el arañazo,
tampoco saben de la mano que les dibujó la voz.

Miramos sin embargo y quedamos inmersos,
la pausa no priva de angustia la visión
eterna que el demonio con su carne nos bendice,
al darnos el cuerpo que alfombrará su salón.

El orbe del mundo se desgaja lentamente,
podemos oír el eco que gotea el jorismós,
debajo estamos con la lengua bien abierta,
esperando el esperma de la inspiración.

jueves, 26 de noviembre de 2020

.

Hay una caracola en lo alto del tejado,
pero el hombre ciego solo ve chapa y serrín.

Hay un nido de gorrión, una rueda perdida,
musgo negro, ramitas, cáscara gris,
un avispero con su habitante disecado,
un arenero de gato, de polvo y hollín.

Hay un juguete afilado en lo alto del tejado,
pero el hombre niño solo quiere huir.

Sobre el nivel del ceño todo se oculta,
y quien sube se arriesga a morir,
hay una tormenta que se avecina,
pero no podrás verla desde aquí.

Hay un charco en lo alto del tejado,
las aves que bebieron aún están allí.

¿Ves la reja oxidada, los surcos de navaja?
Será mejor que te des prisa,
si quieres llegar arriba, ver qué te espera,
será mejor que no temas por ti.

No hay escalera que suba hasta el tejado,
derribar el muro no te ayudará a subir.

Alguien está escondido, quizás lo sepas,
notarás su rostro, su mano en el fusil.

Lo que esconde el tejado, aún debería servir,
pero el hombre violento espera, te quiere para sí,
y lo que hará con tu cuerpo,
no te lo puedo decir.

---

Vale el amor un puñado de cerezas, 
y la piedad, su beso cálido y el susurro, 
que nos acunaba al nacer, no debe nunca, 
no deberíamos nunca, perderlo con el tiempo. 

Vale el perdón unas flores silvestres, 
un ramito de uvas lavadas en la orilla,
y el abrazo con el que recordamos, 
así nuestro límite, así lo parecidos, 
por más que nos asustemos después. 

Vale el sentimiento, el agradecimiento, 
un puñado de hojas, un poco de arena, 
en las torpes manos de una niña, 
la nostalgia y la sombra de la desavenencia, 
parece que se cura entre sus dedos. 

Vale una caricia en las migrañas, 
un beso antes de dormir, el oleaje, 
que con las yemas de los dedos, 
la mirada quieta y la respiración serena,
se dibujan los amantes en la espalda.

Pero valen tan poco, tan tan poco, 
que nadie parece dispuesto a pagar su precio.

---

El alma se retuerce en la pobreza, 
la incertidumbre agrieta la piel, 
rebana los sueños, 
quiebra la firmeza de los huesos 
y alimenta el miedo, consumiendo la luz. 

La voluntad se agota en la pobreza, 
la sangre se descompone, 
palidece y brota ausente 
en lágrimas de frustración, 
en silencios ahogados, e inútil desesperación. 

La mente se ciega en la pobreza, 
el consuelo se vuelve tembloroso, 
languidece patética la voz, 
los cuerpos se vuelven fríos y distantes, 
la alegría se deshace 
y el olvido se convierte en adicción. 

No hay paz para quien vive en la pobreza, 
tortura que corrompe los sentidos, 
madre infecta de odio y rencor, 
convierte a sus hijos en salvajes, 
enseña a portar un cuchillo entre los dientes, 
y a nunca soltarlo, ni para decir que No.

viernes, 24 de julio de 2020

Un filo negro cornea la mañana,
forjado de magma ardiente enfriada,
Su punta acusa el orgullo del cielo,
su cola deja un rastro de roca lascada.

La flecha que la tierra escupe al abismo,
un cristal furioso contra la noche eterna,
la impertinencia del peregrino ante la nada,
directa a la fosa hambrienta de la galaxia.

Un filo de sangre de un mundo a la deriva
con el desprecio sólido de un dios irredento,
que aún interpela violento a su celador,
sima infinita, que todo lo devora y lo vomita.

Enquista su odio en un corte interminable,
dejando un fuego astillado, una agresión,
contra el silencio que avasalla la tiniebla,
contra el eterno que no tolera creación.

La flecha implacable de esperma obsidiana,
clavará su ultraje en una esfera pelada,
inundará de su veneno cada sima imposible,
y pervertirá con su protesta las formas fijadas.

Naceremos allí, como parte de la corruptela,
llamaremos vida al caos, la carcoma y la bravata,
y como hijos de una provocación impensable,
llamaremos bien a la extensión de un desquite.

sábado, 7 de marzo de 2020

En un campo de colza y amapola silvestre,
reíamos, contra el dominio de esto y de aquello,
tú, colmillos afilados, torres de marfil,
yo, a lo lejos, mirándonos.

Cobrizo era el corazón de la montaña,
allí mordiste, con mi declive entre los dedos,
una bendición, Gabriel, Samael, Azrael…
deja ir tu mente, para que puedan florecer.

Nuestras vidas son como la lluvia,
la llovizna, los chubascos, la estruendosa tormenta.

Las colinas se movían, un temblor de hierba
si aún vivieras ¿Me besarías como antes?
Ese cielo derramándose, ¿de qué color sería?
Turquesa en lo alto, oscuro, negro al horizonte.

Tu sonrisa salvaje, una gloria de hueso,
una luna marcada al rojo, ocultándose,
un flujo ardiente bajo la piel, apagándose,
no lloré esa noche, eso vendría después.

Nuestras vidas son como la lluvia,
la llovizna, los chubascos, la estruendosa tormenta.

El dolor de las cosas,
ahora duermo con demonios, qué lindo
y despierto con extraños, qué triste
sigo a galope mi corazón, qué lindo
como si me llevara hasta ti, qué triste.

El dolor de las cosas,
me golpea la luz de la mañana, qué lindo,
mariposas en mis ojos, una lagrima o dos, qué triste,
bailo en la oscuridad, para bailar contigo, qué lindo,
aspiro, miro adentro y escribo, qué triste.

jueves, 31 de enero de 2019

Entre las dunas se esconde la epifanía,
temible, de tres flores nacientes.
Como tendones que aprietan los huesos,
despiertan el vello, la vida, mi cieno,
nacientes las venas; senderos de arena,
y paz, silencio entre el lagarto y el oasis,
oculto, inmenso bajo la tierra.
En su ombligo un lago de besos que son,
anemona, ondulación de alga de mar,
pisadas de arena en el mar,
corridas de yedra en el rio,
zancadas de viento en una gota,
una mirada fugaz, un sendero florido,
de caricias, de aromas silvestres,
de flores vivas, empapadas de vida,
de olor a sexo, a ritmo de tambores.
Son los gemidos del mundo,
que no entiende de sutilezas,
removiendo y deseando
como si no supierais
como si no supiera,
que como hojas secas,
en su misma brisa nos llevará.

jueves, 17 de enero de 2019

Del otro lado, si me miras
en estos ojos huecos,
podrás verme como tú,
que soy igual, por lo que me das,
y que actúas como yo,
por como eres.

El miedo en cambio,
nos lo vamos cambiando,
entre los dos,
y la desesperanza, igual,
tiende su garfio en ambos.

Si bailamos en un charco negro
cómo podemos no mancharnos
u ocultar las mismas marcas
que nos hemos hecho,
por no bastarnos un abrazo.

El derrumbe acecha y a su vez
hacia su foso podemos lanzarnos
negar la vida por su dolor
y decir que no a la luz,
que nos quemó por subir tan alto

Pero si te fijas bien,
y yo que en ti me estoy mirando
podrás vernos frente al otro
sin apartar la mirada, sin soltarnos
mientras así entre la ruina
seguimos danzando.