Silencio que calas,
como el sol en la cera,
el moho en la oscuridad.
Dime si aquellas cumbres son un tejado,
o dime si aún habrá mucho que esperar,
dime si hay lumbre oculta en la montaña,
o dime si sólo es muerte, espectro y gas.
Recelo de los astros,
que callas como la luz de la tarde,
como estrella fugaz.
Dime si los justos tendrán consuelo,
aún colgados, arrastrados y humillados,
o si la tierra no distingue en su bocado,
y toda sangre se disuelve en el albero.
Espasmo nervioso,
como latido de serpiente,
como latido de ratón
Dime qué farsa nos puso en la misma acera,
qué anhelo de oro negro nos oxida el corazón,
qué cuerda nos asfixia tan cerca de la meta,
o qué trampa del juego torna en odio la ilusión.
Espina que gobiernas,
como insomnio la noche
como angustia al caminar
Dime si estamos de mañana,
o si atravesamos la oscuridad,
si es esta luz que no calienta
o un cuerpo que no puede más.
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