miércoles, 18 de enero de 2023

Te golpea en los oídos, y un brazo se alarga hacia ti en la oscuridad, el techo de cable trenzado, refleja una llama apenas vista, neón, estallido y metal.

El sonido se rompe y te rompe. Hay una puerta sin salida, algo te apresa, gente que tiembla, subiendo, cayendo,

notas el óxido en los labios,

¿realmente estás aquí?


-Suéltame-, no respondes. Fija en ti, dentada, te atraviesa. 

Si son lágrimas o babas no lo podrías decir.


Una parálisis total,  pero algo revienta en tu pecho,

¿lo quieres? Sí, te dices.
-Es lo que mereces.-


En la cara, en las rodillas, rugosa y húmeda;

sucia es la pared que te raspa y que te daña,

pero no le prestas atención.


Sino a la arcada, aguanta, tensa, relaja,

sin llorar, sin gritar; aún podrías morder, en su momento, si tan solo llegase ese momento.

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