Tiembla el cielo o me tiembla el
ojo,
tiembla el suelo o mi pulso,
mi voz o es el
viento.
Tiembla el mundo o es que soy yo.
Cuando vas caminando,
cuando de
pronto me miras,
cuando dices mi nombre.
Es mi piel que arde, o son tus
manos,
es mi aliento que se ahoga,
esta boca sedienta,
ansiosa, terca.
O es tu sexo regio y orgulloso.
Son mis huesos que se ablandan,
mi nervio que se tensa,
mi corazón que se espanta,
mi mente que se agria,
mi coraza que se amansa
y mi llanto que se alarga.
O eres tú, sol de invierno,
torrente y aguacero,
rojo eterno, golpe y lucero.
Huir de ti,
como quien se refugia en el abismo,
negar tu presencia,
como quien rehúye de la luz,
acusarte,
como quien maldice su vida,
como adicto del dolor.
Cuando te vas marchando,
cuando
la vista me retiras,
cuando me dices que no.
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