jueves, 31 de enero de 2019

Entre las dunas se esconde la epifanía,
temible, de tres flores nacientes.
Como tendones que aprietan los huesos,
despiertan el vello, la vida, mi cieno,
nacientes las venas; senderos de arena,
y paz, silencio entre el lagarto y el oasis,
oculto, inmenso bajo la tierra.
En su ombligo un lago de besos que son,
anemona, ondulación de alga de mar,
pisadas de arena en el mar,
corridas de yedra en el rio,
zancadas de viento en una gota,
una mirada fugaz, un sendero florido,
de caricias, de aromas silvestres,
de flores vivas, empapadas de vida,
de olor a sexo, a ritmo de tambores.
Son los gemidos del mundo,
que no entiende de sutilezas,
removiendo y deseando
como si no supierais
como si no supiera,
que como hojas secas,
en su misma brisa nos llevará.

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