Una sombra caliente arrecia sobre el mundo,
su luz tiembla, como tiembla el pulso,
alimañas se yerguen, los cazadores huyen,
envidian las nubes la nueva creación.
Un diente de oro se funde en la boca,
un abrazo de roca antes de llorar,
deudas y papeles que ya no importan,
un huevo fosilizado, aún sin enfriar.
Un golpe gigante se asoma a lo lejos,
los cristales replican su forma original,
la aves aún vuelan, con su corazón quieto,
las vigas se doblan sin pedir perdón.
Ruegan silencio cuando gritan juntos,
tapan sus ojos que ya no pueden ver,
un último instante para un recuerdo,
esta vez no nos salvaremos, mi amor.
No hay mano que darte, ya no te escucho,
se que vives porque siento tu dolor,
mi pecho aplastado me dio un momento
sin labios ni aire para cantarte está canción.
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