lunes, 29 de abril de 2024

El Silbido


Un muro se levanta treinta pies sobre los muertos. Yazco entre ellos pero aun respiro,n o sé cómo, entre polvo, mallazo oxidado y hormigón. Oigo voces que se cuelan entre las grietas, algunas que gritaban ya están en silencio, otras lloran, unas pocas clamans u nombre; quizás alguien les oiga ahí fuera y pueda escribirlos en una lápida improvisada, quizás es todo lo que podamos esperar.

Ha pasado un día o eso creo, las voces y los llantos cercanos han ido cesando, pero en la lejanía se escuchan muchos más. ¿Son las voces de mis ancestros que mel laman? Si el cielo es un lugar de paz y gloria, ¿por qué suenan las voces de los ángeles tan rotas y desesperadas? Debo de estar ya muy cerca, ya apenas siento dolor; no sabría decir qué partes de mi cuerpo aún me corresponden. Con mi mano izquierda dibujé un corazón en la oscuridad, un último mensaje para este mundo.

Siento espasmos que a veces atraviesan mi cuello y mis hombros, pero nada más. Recuerdo qué me trajo aquí, dónde ya apenas estoy presente: mi uniforme azul, mi pasión declarada contra la realidad existente, el día que abandoné la teoría y decidí que debía pasar a la acción. Recuerdo el viaje en barco por el Mediterráneo, el día que llegamos a su costa oriental, el primer día en la escuela que tanto nos había costado construir y que se ha convertido a la vez en nuestro mausoleo de cuerpos e ilusiones.

Pero hay algo más, ¿una luz que se cuela? Está alfombrada de polvo y sangre, engalanada de fosforo y metal, abarrotada de despojos. Es una balsa infantil por el Jordán. Puedo verla en un cúmulo de estruendos, seguida de una montaña de humo negro que rezuma un odio cebado y salvaje contra un sol que ha conseguido sepultar.

Puedo ver como se funden las cadenas de la aurora, como forman un mar de acero en que hunden la ciudad. Y la luna al fondo, con su rostro chico, sin relente ni gracia.

Un golpe me despierta de mi sueño, otro más. Mi cuerpo se mueve y se desplaza en derrumbe de arena y piedra gris, alguien ha abierto un sendero y un pico golpea mi prisión impune. “Idos de aquí”, pienso, ¿Pero a dónde van a ir? Al final todos morimos pero solo algunos conservan su humanidad, su dignidad. Por eso persisten en esta hora final, intentando rescatar a los que quedan, a los que puedan.

Han sacado a alguien y un salvador se aleja: -Niña, cuál es tu nombre, ¡Niña, respóndeme!- Es un eco distante mientras el resto me siguen buscando sin saber que estoy aquí. Ya casi puedo sentirme de nuevo, ya no es tanta la presión sobre mis miembros y el dolor es insoportable pero un relámpago recorre mis venas, quiero volver a ver la luz del sol, quiero... Quiero tantas cosas.

 Pero los golpes se han parado; resuena otra vez el rugido del avión, y el silbido.

Amarnosduele

 

¿Por qué no estás aquí? ¿Por qué no te manchas como yo? ¿Por qué, mi amor, no me dañas para demostrarme que me quieres? Tu piedad es tan fría... Tan distante. Tu bondad, desoladora. Me ofreces la misericordia de una tumba, la paz del desierto, y yo lo que quiero es ver cómo te rompes y romperte conmigo. Quiero que tu coraza de frío cariño y calculadora razón se quiebren.


Desde aquí puedo escuchar tu mente, suena como uno de esos router antiguos, como un cuchillo arañando el cristal, suena como dos piedras puliéndose la una a la otra, pero no suenan a ti, no puedo captar tu voz entre tantos pensamientos.


¿Dónde han ido las heridas que me enseñaste en un principio? Aún quiero lamerlas todas, meter mi lengua y mis dedos en ellas; quiero la pus de tus traumas en mis dientes. ¿Ya no amas el sudor terroso de mi cuerpo? Pude ver cómo disfrutabas con el olor a sangre reseca de mi piel, cómo descubrías con entusiasmo cada pequeña cicatriz que forman el entramado de mi alma. ¿Por qué ya sólo me ofreces compasión? No quiero tu perdón, mi amor, quiero tu rabia. Quiero que vuelvas a marcar mi cuerpo otra vez, como la última vez... Lo disfruté tanto.

 

Sé que te asustaste de mostrarme lo que tenías dentro, pero es que justo eso es lo que más me excita. Amé tus golpes y la forma en que me usaste, en que me obedeciste. Aquellos moratones me duraron muchos días, me dolían y me recordaban lo mucho que te amo. ¿Es que ya no sientes lo mismo por mí? ¿Es que te da miedo experimentar lo que es la vida, lo que es sentir de verdad? Tus palabras bonitas no son más que excusas, lo sabes tan bien como yo, he visto el placer en tus colmillos, la forma en que querías devorar mi dolor; mi cuerpo ardía con tu violencia, tan pura ¿Cómo no iba a entregarme a ti?


Pero ahora me rehúyes. ¿Qué haces? Yo aún te amo, ven, ven ven, aquí, conmigo. Sé que aún me deseas. Quiero que me beses y me muerdas, me rasgues la piel con tu abrazo, me claves tu amor de espinas y espasmos sin caricia, azotes mi pecho y mi cara mirándome a los ojos y sin pedir perdón. Así mi amor, así quiero, es lo que te gusta ¿Verdad? Deja de rehuir mis provocaciones, no hagas como que te molestan. Deja de hacerte tan digno y moralista, sabemos que ese no eres tú.


¿O es que me engañabas? No, la gente no puede aparentar esas cosas. El dolor es la única verdad, lo más auténtico. Y tú estás roto, mi amor, completamente destrozado, estás igual que yo y por eso nos amamos ¿no es así? Porque ya no vemos la necesidad de aparentar, porque no rehuimos nuestras heridas ni las ocultamos. Porque metiste tu mano en mi cuerpo y luego cubriste tu lengua y tu cuello con los coágulos de sangre y fluidos que sacaste. Quizás también probaste el semen de otros al lamer mi sexo. Pero eso te gusta, ¿no es así? Ya sabes cómo soy, el tipo de persona con la que te mezclabas, así decidiste amarme. ¿De verdad te planteas ahora echarte atrás? ¿Cómo te atreves? Maldito, no puedes hacer eso, ¿piensas pasarte toda la vida reprimiendo lo que eres? Conmigo podrías ser tú de verdad, no es necesario aparentar nada, ¿no ves que yo te amo? No esta amalgama de correcciones distantes que ahora me ofreces. No esta racionalidad tan torpemente instrumental con la que intentas articular tu cobardía. Yo sé que detrás de esa fachada hay una bestia sádica y cruel. ¿No ves que es justo lo que amo, que sólo así puedo amarte?


Pero quizás... Quizás te he sobrestimado. Quizás sólo eres uno más: otro niño pequeño, como casi todos los hombres. Otro niño asustado de sí mismo. Los hombres así son los peores, ¿de verdad eres igual? Los hombres así son los auténticos tiranos. Nos temen y nos odian por sentir placer con aquello que no son capaces de controlar. Débiles, resentidos, castrados, si por ellos fuera aplanarían el mundo para moquetearlo después. Dirían que ahora, muerto, es más seguro, pero habrían usado nuestros cabellos para tejer sus alfombras y sus alpargatas. Esos son los hombres que nos odian de verdad, no los que expresan su amor con violencia, porque es así, cariño, mi cielo, el amor es el dolor más puro y yo quiero que me lo des, me lo des todo en mi boca, tragarme una parte y besarte después.


¿Ya no vienes conmigo? ¿Ya no me hablas? Sabes que mis insultos son palabras de amor. Que sólo deseo que vengas y me castigues por lo que te he dicho, por lo que te he hecho. ¿Acaso no lo merezco? Ven aquí ahora y dame tu santa reprimenda, la espero con la boca abierta y las bragas mojadas. Eso quiero, que me trates como lo que soy, tan tuya, y te hagas mío con tus golpes.

 

¿Quién más podría aceptar lo que eres en realidad? Mi amor, deja de intentar vestirte con piel ajena, deja ese traje de moralidad… Te está tan pequeño.  Ven aquí y deja que se rompa mientras me embistes, quiero que me ahogues; mis arcadas son la canción de cuna que tengo para ti. ¿Ya no te gusta mi llanto? Sé que sonreías pensando que eran lágrimas de daño, de humillación. Pero no, mi amor, era el éxtasis lo que sentía. ¿Quisieras morir conmigo? Este mundo es demasiado pequeño para nosotros, podríamos ser tan felices si vinieras ahora mismo aquí.


Pero no, te empeñas en terminar lo nuestro; no eres más que una nueva decepción. Al menos podrías ir de frente. ¿Cómo he podido estar tan ciega? Confié en ti, pero no eres más que un amargado. ¿Piensas pasarte el resto de tu vida huyendo? Nadie podrá quererte cuando sepan cómo eres en realidad. Tu egoísmo me aburre, te di la oportunidad de romper tus cadenas y has preferido quedarte solo… Dejarme sola. Yo, que estaba tan sola, pensé que contigo dejaría de estarlo. ¿Por qué nos hiciste esto? Siempre midiéndolo todo, siempre compensando y calibrando las cosas. ¿Eso era nuestro amor para ti? ¿Un intercambio? ¿Un mercado? Tenías que haberte entregado, mantener tú palabra, perdido la razón. Lo hiciste y luego me dejaste esperándote.

 

Me dejaste furiosa e inflamada; tuve que calmar mis ansias con cualquiera y todo por tu culpa, por dejarme así, ¿no ves que te amo? ¿Por qué me obligas a perder el tiempo con otros? Eres un estúpido, nadie te dará lo que yo te ofrezco, nadie disfrutará tanto de ello, nadie. Quizá lo harán por compromiso, quizás lo tolerarán, pero ninguna lo amará de verdad.


Pensé que nos entendíamos, que nuestra conexión era real, pensé que serías mejor, pensé que… Basta. Muy bien, no pienso arrastrarme por ti, no sino es para tenerte a mis pies. Ya me buscaré un hombre de verdad. Al final todos cumplís la misma función para mí, de vosotros tomo lo que quiero… Pero tú te escapaste, maldito seas, te odio, mi amor, te odio con toda mi alma por lo que has hecho, y eso me clava aún más profundo el deseo de tenerte, mil veces maldito, mil veces mil. Eres un demonio, rastrero, traicionero, infiel y mentiroso. Ven aquí ahora mismo, te odio, sírveme, te daré todo lo que quieras de mí, pero ven, por favor… Yo.


Yo no te amo, no te atrevas a escribirme ni a buscarme, no quiero ni puedo tener nada más que ver contigo. Me avergüenzo y reniego de todo el tiempo que hemos compartido. Me da asco pensar que pude darme a ti. No vales nada, no eres nada, déjame de una vez y no te atrevas a aparecer en mi sueño. Te mataré si vuelves, te cortaré la cara si la veo en mi cama, si me acuerdo de ti… Déjame en paz y nunca más vuelvas a nombrarme.

sábado, 3 de febrero de 2024

Hay un océano de leche en tus ojos,
luce oscura porque es de noche,
pero sus destellos son marfil.

Mantarrayas de pan ondean su negro oleaje,
mantarrayas de desconcierto, flor de coral
y trigo que alfombra sus profundidades,
allí se esconde quieta, aletas de nácar,
rojos de cristal templado y colmillos sin igual.

Sigilos y hechizos dibuja con su cuerpo fino,
entre el lecho de azúcar y hueso, conchas de cal,
ondas que articulan sentimientos sutiles,
silenciosos y latentes como el volcán.

¿Eres tú o es tu sombra?
Animal que cobijas en tu seno,
entramado de lazos y perlas arrancadas
¿acaso es tu guardián?

Te miro y soy un pez de uva, de mar abierto,
soy gaviota que me devora, soy el pescador,
soy la red, el nudo y pálida orca, de avena,
de nuez su cáscara machada, la ropa mojada
por la orilla de la playa, hundiéndome.

De perdidos, al río

Pero qué río es este que atraviesa los cielo.

Es la estela de un cometa;
una estela de fuego blanco
y fragmentos de hielo y mineral.

Hundidos en él nos llevará muy lejos,
más allá de la tierra y el hogar,
hacia un abismo infinito de estrellas y
nubes de elementos primordiales,
atravesando las forjas de la creación
y los cristales en que el Dios guarda sus secretos

Podremos quizá tocar las ballenas inmensas que se alimentan de polvo cósmico,
quizás los nichos ocultos donde ostentan plumas vibrantes criaturas imposibles,
los restos de palacios y laberintos en qué los titanes pasaron su infancia.

Pero no podemos conocer el sendero sinuoso de aquel río,
solo confiar que con todo lo aprendido, llegado el caso,
aún podamos salvarnos a tiempo, o también quizás,
seguir de la mano en la hora final.

jueves, 16 de noviembre de 2023

 Alfombrada de polvo y sangre,
engalanada en fósforo y metal,
abarrotada entre despojos,
navega una balsa infantil por el Jordán. 

Envuelta en un cúmulo de estruendos,
la sigue un muro de hormigón que arrecia,
un odio cebado y salvaje
contra un sol enterrado entre los muertos. 

Y al horizonte se funden las cadenas de la aurora,
formando un mar de acero en que hunden las montañas,
la luna es un rostro chico, 
que sin relente ha perdido su gracia. 

domingo, 23 de abril de 2023

Abierta la mano,
cada uno de sus pliegues,
cada uno de los surcos,
abiertos,
como abre una pluma el cielo,
un colmillo el caparazón,
o un pico el hielo.

Señala tu mano,
señala mi pecho,
enlatado, encapsulado, enturbiado y embotado.

Señala la abertura que me has hecho,
la exageración, su fuego salado,
ardiente, brillante, magnífico
y el fatal desperdicio,
de un acceso de ira
a traición.

Si tanto la querías deberías haber traído una copa,
este suelo no podrá disfrutarlo,
será conmigo escombro y suciedad.

No apartes la mirada,
no dejes que el grito ensordezca el latido aún presente.
Aún latente
Aún

Trae aquí tu rostro y deja que se empape
recuerda este olor,
doloso, sagrado, ferroso.

Cada vez que te dañes ahí estaré yo.
Estaré...
Y adiós.


viernes, 24 de marzo de 2023

Nana al parque natural de Doñana

Sabrá la luz que sabe el aire,

que tu luna se borrará.


Oh, agüita mía,

El viento y el sol lo harán.     (Estribillo)

(Bis)



Vendrán las nubes negras,

a traer la tormenta,

vendrán a protegerte,

para verte contenta.


(Estribillo)


Vendrá un río azul,

vendrá un río verde,

y se sumarán,

a tu eterna corriente.

 

(Estribillo)


Brotará un duro tronco,

brotará a tu lado,

y sus hojas,

crecerán de tu agrado.


(Estribillo)


Vendrán las bestias,

a acompañarte,

y con el tiempo,

aprenderán a adorarte.


(Estribillo)


Las aves de paso,

verán tu reflejo,

con ello sabrán,

que es lugar de cortejo.


(Estribillo)


Pero tú no sabes,

Agüita mía,

lo que te espera,

cuando llegue el día.

Lo sabe la luz,

y lo sabe el aire,

Y por eso lloran,

sin avisarte.

miércoles, 18 de enero de 2023

Te golpea en los oídos, y un brazo se alarga hacia ti en la oscuridad, el techo de cable trenzado, refleja una llama apenas vista, neón, estallido y metal.

El sonido se rompe y te rompe. Hay una puerta sin salida, algo te apresa, gente que tiembla, subiendo, cayendo,

notas el óxido en los labios,

¿realmente estás aquí?


-Suéltame-, no respondes. Fija en ti, dentada, te atraviesa. 

Si son lágrimas o babas no lo podrías decir.


Una parálisis total,  pero algo revienta en tu pecho,

¿lo quieres? Sí, te dices.
-Es lo que mereces.-


En la cara, en las rodillas, rugosa y húmeda;

sucia es la pared que te raspa y que te daña,

pero no le prestas atención.


Sino a la arcada, aguanta, tensa, relaja,

sin llorar, sin gritar; aún podrías morder, en su momento, si tan solo llegase ese momento.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Mi carne rosada pulposa y abierta,
va cerrándose de escamas negras,
cada nueva pieza martillea la cera,
protegen lo blando como a una presa,
encajan y cierran, mordida sin llave,
noche lascada y espina de piedra.

Forja un destello bien clavado,
doliente y lejos del sol,
su escudo como balsa de molusco,
hueso que es un ancla contra el mundo,
espasmo que podría partirme en dos.

Mi carne correosa, de grasa desgastada,
sabe más a hollín que a estera,
más granito que madera,
más gris que manantial o vela,
aún recuerda y añora la tormenta;
un roto que apuñale las nubes
que sangren su inundación,
quede el mundo anegado, suculento,
y me trague de una vez, por dios.

Mastique mis sueños, como una serpiente,
devore estos huesos, como la tierra un corazón,
y aprenda entonces que tanto veneno,
sabe dulce si que muerde con pasión.




miércoles, 14 de septiembre de 2022

Nuke

Una sombra caliente arrecia sobre el mundo,
su luz tiembla, como tiembla el pulso,
alimañas se yerguen, los cazadores huyen,
envidian las nubes la nueva creación.

Un diente de oro se funde en la boca,
un abrazo de roca antes de llorar,
deudas y papeles que ya no importan,
un huevo fosilizado, aún sin enfriar.

Un golpe gigante se asoma a lo lejos,
los cristales replican su forma original,
la aves aún vuelan, con su corazón quieto,
las vigas se doblan sin pedir perdón.

Ruegan silencio cuando gritan juntos, 
tapan sus ojos que ya no pueden ver,
un último instante para un recuerdo,
esta vez no nos salvaremos, mi amor.

No hay mano que darte, ya no te escucho,
se que vives porque siento tu dolor,
mi pecho aplastado me dio un momento
sin labios ni aire para cantarte está canción.

martes, 13 de septiembre de 2022

Regar con leche y miel un campo de trigo,
hacerse una corona de algodón, de ramitas,
besar el agua en la orilla, santiguar el barro,
robar un fruto, temer el balido de la noche.

¿Dónde está la renuncia, y dónde la bendición?
si la vida nos regala cada día,
y cada día lo agotamos sin mirar,
cada dolor y cada espina,
cada gesto de amabilidad.

Adorar a las flores silvestres, pedirles consejo,
tallar un amuleto de hueso, creer en su poder,
inquietarse, revolverse, admirar la tormenta,
contemplar los astros, escuchárlose mover.

Brotarán las luces como gusano en la tierra,
y picaremos su carne como pájaros hambrientos,
nutrirá su fuego nuestras plumas retorcidas,
y se oirá en la oscura un coro de alas sin lavar.

Allí veremos las villas y pueblos que comimos,
los surcos y torres de la civilización,
soñaremos en lo más alto que vivimos,
y de nuestra caída no pediremos perdón.

Porque se partirán las rocas para dar manantiales,
porque se inundará el desierto para sembrar de arroz,
porque se quebrarán los muros, cercas y vallados eléctricos,
y entre las ruinas desmoronadas se colará la luz del sol.

lunes, 18 de julio de 2022

 Sabe la lumbre de tus ojos de piedra,
y sabe su peso y su brillo, color tierra,
una montaña desnuda, un refugio de ardilla,
una fruta desecada o una hoja quemada por el sol.

Sabe su hondura, ternura y yesca,
sabe lo que oculta, sabe lo que muestra,
y sabe tanto que de tanto cela.

Busca un recodo y prende su empresa
no es vergonzoso adorar la belleza,
se baña en tu vista y así se encuentra,
como orca con su cría o como abeja en su panal.

Bronzita pulida, podría coronar a un santo,
un santuario de destellos que acojan la oscuridad;
los fieles que ascendieran olvidarían su credo,
y purificados de dudas recuperarían su humanidad,
monjas y criminales contemplarían sus ascuas,
esperando revivir el golpe de un amor interminado,
esperando que no sueñen y que si fuera,
ya nunca más les llegase el despertar.

domingo, 8 de mayo de 2022

Tiembla el cielo o me tiembla el ojo,
tiembla el suelo o mi pulso,
mi voz o es el viento.
Tiembla el mundo o es que soy yo.

Cuando vas caminando,
cuando de pronto me miras,
cuando dices mi nombre.

Es mi piel que arde, o son tus manos,
es mi aliento que se ahoga,
esta boca sedienta, ansiosa, terca.
O es tu sexo regio y orgulloso.

Son mis huesos que se ablandan,
mi nervio que se tensa,
mi corazón que se espanta,
mi mente que se agria,
mi coraza que se amansa
y mi llanto que se alarga.

O eres tú, sol de invierno,
torrente y aguacero,
rojo eterno, golpe y lucero.

Huir de ti,
como quien se refugia en el abismo,
negar tu presencia,
como quien rehúye de la luz,
acusarte,
como quien maldice su vida,
como adicto del dolor.

Cuando te vas marchando,
cuando la vista me retiras,
cuando me dices que no.

martes, 22 de febrero de 2022

Una roca hinchada, amorfa y enquistada,
una roca manchada, dura y pesada,
una roca clavada, una roca tapada,
una roca ensangrentada.

Una roca herida, como herida que la roca hiende,
una roca escondida, en lo más profundo de mi frente,
una roca que se arrastra, como gusano por mis venas,
del corazón a cadena, del espanto a la pena.

Envuelta en grasa, severa,
sabe de mí lo que de mí se quema,
lo que calla mi alma encierra,
y lo que encierra desespera.

Es un grano gigante, un cúmulo sarroso,
se mueve inconstante, a espasmo y enojo,
piel de garfio afilada, esputo en mi carne,
con mi nervio fundida, sangre de mi sangre.

Una roca que golpea,
un latido un golpe,
un latido un golpe,
pum-pum, pum-pum,
estría y surco deja,
nueva cicatriz abierta.

Un cuchillo a mis adentros, tan profundo no la alcanza,
una espada aún pudiera, si la empuño en mi garganta,
un río de vanidad, correría con saña,
de mi cuello a la tierra, que me mira con ansia.

Un anzuelo sería, más fino y con gracia,
podría engancharlo al cielo, tirar y sacarla.
Pero qué envuelve la roca, qué fierro arrastra,
no lo sé yo ni nadie, y por más no le basta.

Disolverla no puedo, costra y maraña,
atravesarla igualaría, apuñalar una montaña,
un veneno quizá, podría matarla,
luego seguro, me devolvería esa carta.

A fuerza imposible, lo imposible se queda,
pero si es amor quizá, un huevo sí que fuera.
Qué oculta la roca, embrión o cera,
un pico afilado, o garra de madera.

Quizá un pájaro gigante, alado de acacia en flor,
quizá un lagarto rojo, su fuego devore mi dolor.
Ojalá mi cuerpo un nido, un ramaje sea mi piel,
todo lo que oculta, amanecerá y seré.
Una carcasa rota, alimento quizá,
para esto que me aprieta, mi redención final.


miércoles, 29 de diciembre de 2021

 En tu cuerpo dibujaba, alas de panela,

de choclo la cordillera, quebrada al mar,

un espejo de cera, un baile en favela,

liguero de coco, fuego y pedernal,

 

Con estas manos traicioneras, labia de rabal,

este amor de piedra desolada, de luz fatal,

dibujé con hierro, albero mojado brizna y cristal,

dibujé un llanto que pronto habría de llegar.


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Santa madre,
señora de las flores silvestres,
de los cardos y espinos,
de los huesos al sol,
y de todo lo escondido.

Santa Madre,
cuyas lágrimas calan la mañana
cuyo llanto acuna la noche,
extiende tus manos,
y repara esta tierra quebrada.

Santa Madre,
escúchanos en esta hora,
rodeados de oscuridad,
tu rostro pálido es la luz,
se disuelve con él la soledad.

Santa Madre,
más salvaje que los vientos,
más antigua que la cruz,
te rogamos temerosos,
pero llenos de piedad.

No nos dejes perdidos,
guíanos hasta tu altar,
allí beberemos vino,
bailaremos sin parar,
y diremos que sí,
que abrazamos el destino
al que nos quieras condenar.


miércoles, 5 de mayo de 2021

Ícaro

 Silencio que calas,

como el sol en la cera,

el moho en la oscuridad.


Dime si aquellas cumbres son un tejado,

o dime si aún habrá mucho que esperar,

dime si hay lumbre oculta en la montaña,

o dime si sólo es muerte, espectro y gas.


Recelo de los astros,

que callas como la luz de la tarde, 

como estrella fugaz.


Dime si los justos tendrán consuelo,

aún colgados, arrastrados y humillados,

o si la tierra no distingue en su bocado,

y toda sangre se disuelve en el albero.


Espasmo nervioso,

como latido de serpiente,

como latido de ratón


Dime qué farsa nos puso en la misma acera,

qué anhelo de oro negro nos oxida el corazón,

qué cuerda nos asfixia tan cerca de la meta,

o qué trampa del juego torna en odio la ilusión.


Espina que gobiernas,

como insomnio la noche

como angustia al caminar


Dime si estamos de mañana, 

o si atravesamos la oscuridad,

si es esta luz que no calienta

o un cuerpo que no puede más.

jueves, 22 de abril de 2021

El orbe del mundo se desgaja en un bostezo,
de sus brotes apagados brotan plumas de halcón,
uñas de elefante, el infantil sueño de Dios.

En un paso se desborda y acontece,
en un latido marca el horizonte y el adiós.
Beben los astros de su pausa y crece,
de su arista el humo en que el obrero oculta la hoz.

Decimos entonces que el cielo emana un orden,
sabemos que mentimos en nuestro corazón,
las agujas que desdoblan como semilla el arañazo,
tampoco saben de la mano que les dibujó la voz.

Miramos sin embargo y quedamos inmersos,
la pausa no priva de angustia la visión
eterna que el demonio con su carne nos bendice,
al darnos el cuerpo que alfombrará su salón.

El orbe del mundo se desgaja lentamente,
podemos oír el eco que gotea el jorismós,
debajo estamos con la lengua bien abierta,
esperando el esperma de la inspiración.

jueves, 26 de noviembre de 2020

.

Hay una caracola en lo alto del tejado,
pero el hombre ciego solo ve chapa y serrín.

Hay un nido de gorrión, una rueda perdida,
musgo negro, ramitas, cáscara gris,
un avispero con su habitante disecado,
un arenero de gato, de polvo y hollín.

Hay un juguete afilado en lo alto del tejado,
pero el hombre niño solo quiere huir.

Sobre el nivel del ceño todo se oculta,
y quien sube se arriesga a morir,
hay una tormenta que se avecina,
pero no podrás verla desde aquí.

Hay un charco en lo alto del tejado,
las aves que bebieron aún están allí.

¿Ves la reja oxidada, los surcos de navaja?
Será mejor que te des prisa,
si quieres llegar arriba, ver qué te espera,
será mejor que no temas por ti.

No hay escalera que suba hasta el tejado,
derribar el muro no te ayudará a subir.

Alguien está escondido, quizás lo sepas,
notarás su rostro, su mano en el fusil.

Lo que esconde el tejado, aún debería servir,
pero el hombre violento espera, te quiere para sí,
y lo que hará con tu cuerpo,
no te lo puedo decir.

---

Vale el amor un puñado de cerezas, 
y la piedad, su beso cálido y el susurro, 
que nos acunaba al nacer, no debe nunca, 
no deberíamos nunca, perderlo con el tiempo. 

Vale el perdón unas flores silvestres, 
un ramito de uvas lavadas en la orilla,
y el abrazo con el que recordamos, 
así nuestro límite, así lo parecidos, 
por más que nos asustemos después. 

Vale el sentimiento, el agradecimiento, 
un puñado de hojas, un poco de arena, 
en las torpes manos de una niña, 
la nostalgia y la sombra de la desavenencia, 
parece que se cura entre sus dedos. 

Vale una caricia en las migrañas, 
un beso antes de dormir, el oleaje, 
que con las yemas de los dedos, 
la mirada quieta y la respiración serena,
se dibujan los amantes en la espalda.

Pero valen tan poco, tan tan poco, 
que nadie parece dispuesto a pagar su precio.

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El alma se retuerce en la pobreza, 
la incertidumbre agrieta la piel, 
rebana los sueños, 
quiebra la firmeza de los huesos 
y alimenta el miedo, consumiendo la luz. 

La voluntad se agota en la pobreza, 
la sangre se descompone, 
palidece y brota ausente 
en lágrimas de frustración, 
en silencios ahogados, e inútil desesperación. 

La mente se ciega en la pobreza, 
el consuelo se vuelve tembloroso, 
languidece patética la voz, 
los cuerpos se vuelven fríos y distantes, 
la alegría se deshace 
y el olvido se convierte en adicción. 

No hay paz para quien vive en la pobreza, 
tortura que corrompe los sentidos, 
madre infecta de odio y rencor, 
convierte a sus hijos en salvajes, 
enseña a portar un cuchillo entre los dientes, 
y a nunca soltarlo, ni para decir que No.

viernes, 24 de julio de 2020

Un filo negro cornea la mañana,
forjado de magma ardiente enfriada,
Su punta acusa el orgullo del cielo,
su cola deja un rastro de roca lascada.

La flecha que la tierra escupe al abismo,
un cristal furioso contra la noche eterna,
la impertinencia del peregrino ante la nada,
directa a la fosa hambrienta de la galaxia.

Un filo de sangre de un mundo a la deriva
con el desprecio sólido de un dios irredento,
que aún interpela violento a su celador,
sima infinita, que todo lo devora y lo vomita.

Enquista su odio en un corte interminable,
dejando un fuego astillado, una agresión,
contra el silencio que avasalla la tiniebla,
contra el eterno que no tolera creación.

La flecha implacable de esperma obsidiana,
clavará su ultraje en una esfera pelada,
inundará de su veneno cada sima imposible,
y pervertirá con su protesta las formas fijadas.

Naceremos allí, como parte de la corruptela,
llamaremos vida al caos, la carcoma y la bravata,
y como hijos de una provocación impensable,
llamaremos bien a la extensión de un desquite.

sábado, 7 de marzo de 2020

En un campo de colza y amapola silvestre,
reíamos, contra el dominio de esto y de aquello,
tú, colmillos afilados, torres de marfil,
yo, a lo lejos, mirándonos.

Cobrizo era el corazón de la montaña,
allí mordiste, con mi declive entre los dedos,
una bendición, Gabriel, Samael, Azrael…
deja ir tu mente, para que puedan florecer.

Nuestras vidas son como la lluvia,
la llovizna, los chubascos, la estruendosa tormenta.

Las colinas se movían, un temblor de hierba
si aún vivieras ¿Me besarías como antes?
Ese cielo derramándose, ¿de qué color sería?
Turquesa en lo alto, oscuro, negro al horizonte.

Tu sonrisa salvaje, una gloria de hueso,
una luna marcada al rojo, ocultándose,
un flujo ardiente bajo la piel, apagándose,
no lloré esa noche, eso vendría después.

Nuestras vidas son como la lluvia,
la llovizna, los chubascos, la estruendosa tormenta.

El dolor de las cosas,
ahora duermo con demonios, qué lindo
y despierto con extraños, qué triste
sigo a galope mi corazón, qué lindo
como si me llevara hasta ti, qué triste.

El dolor de las cosas,
me golpea la luz de la mañana, qué lindo,
mariposas en mis ojos, una lagrima o dos, qué triste,
bailo en la oscuridad, para bailar contigo, qué lindo,
aspiro, miro adentro y escribo, qué triste.